Yo recuerdo cuando entré a esta carrera, me he
transportado cuatro años en el pasado, para contar las vivencias, las memorias,
y todo lo que me hizo madurar en este viaje llamado “Lic. Ciencias de la comunicación”.
Recuerdo cuando a mis 18 años comencé esta aventura,
que ha quedado plagada de éxitos y fracasos, de alegrías y lágrimas, de
decepciones y acepciones, “todo lo que es ha de ser y todo lo que ha sido será otra
vez”, esa frase me la dijeron hace muchos años cuando todavía era niño y poco a
poco la voy comprendiendo, dado que me quieren decir que todo lo que soy, seguiré
siéndolo y todo lo que fui, lo seré una vez más, ¿con base a qué?, a no descansar
hasta no completar el objetivo inicial que me tracé al iniciar la carrera.
Quizás lo anterior no tiene mucha relación con lo que
sigue, pero la tiene en la medida de que madurar es comprender los errores
cometidos y no volverlos a hacer, y eso es lo que tomé en cuenta con cada día,
con cada semana estudiando la carrera y con cada materia aprobada; primer año
fue una experiencia especial al lidiar con demasiadas circunstancias como el carácter
personal, las pocas o muchas amistades, las decisiones tomadas ya sean buenas o
malas, los días en vela por tareas o trabajos como suelen decir los maestros,
enfrentar opiniones contrastantes y caracteres frustrantes, representaban más
que lo académico, en una carrera que lo que más suponía era enfrentar retos de índole
colectiva, o sea, convivencia en el salón de clases, que ya era un problema
dado que el salón parecía salón de escuela norteamericana por los subgrupos
formados que parece el pan de cada día en las escuelas.

Ese año supuso actividades que acercaron mi persona al
mundo que tarde o temprano tenía que enfrentarme aunque no quisiera, porque en
una paradoja que yo mismo dije alguna vez “estoy
en una carrera que tiene como objetivo acercar al individuo a lo social, siendo
que lo que menos quiere el individuo (yo) es ser social”

Cursar dos semestres mas prácticos que teóricos, ya
era un claro indicio de que tipo de rumbo seguiría la carrera, acercándose a
situaciones como el armar conferencias que en esencia son pequeñas a comparación
de los grandes eventos que se han hecho dentro y fuera de la escuela, y
soportar situaciones de clara señal de que aun en las universidades vemos niños
jugando por ahí es el síntoma de que algo se hizo mal en la aceptación de
ciertos individuos que falsificaron su edad al momento de ingresar, quizás.

Los últimos dos semestres fueron al menos unos 10
meses donde la única cosa que rondaba las mentes de los estudiantes era “¿y
ahora qué hacemos?”, claro que no todos estamos preparados para afrontar lo que
viene, como un servidor, que por mas preparación que se tenga, puede no ser
suficiente para afrontar el difícil mundo laboral, pues 4 años son un suspiro,
y es un hecho que ese suspiro ya ha terminado…
Oscar Torres Campos
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